jueves, 15 de marzo de 2012

Érase una vez

Érase una vez un lugar donde a los ciudadanos se les decía que eran socios-dueños de una gran petrolera pero nunca recibían sus utilidades y no se les permitía vender su parte… eso sí, de ser necesario les pedirían “aumentar su capital” mediante impuestos.

Lea este artículo completo de Andrés Roemer para El Universal.

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